sábado, 23 de enero de 2016

De la conciencia y su libertad de acción



Por:
José Lattus Olmos
Manuel Campos Leiva
Enrique Sánchez Kaplan
Jean Pierre Lattus Sanhueza
Hernán Godoy Neicul
Mario Martínez Ortíz



Los cambios culturales y sociales nos han inducido a reordenar velozmente las ideas, los hábitos, las costumbres, las aficiones, la concepción del tiempo y del espacio, la estructura familiar, la influencia intergeneracional, la remoción de arcaicos conceptos en medicina, física, astronomía, agronomía, telecomunicaciones y en múltiples y variadas esferas del conocimiento humano.

Los persistentes cambios de nuestra época, cuyas proyecciones e intensidad resulta aventurado anticipar, hacen que una ética amarrada por normas y regulaciones dogmáticas inalterables, devenga obsoleta e incongruente respecto de la explosiva variabilidad de las costumbres.

El aborto, la eutanasia y la eugenesia, por ejemplo, son temas que están instalados hoy en el centro de la sensibilidad general y que demandan criterios y respuestas asertivas, por tratarse de una cuestión ligada indisolublemente a la existencia misma del ser humano y al significado de ésta, confluyen aquí no sólo puntos de vista jurídicos, sino también médicos, filosóficos, morales, religiosos y hasta económicos, lo que explica su enorme complejidad y las dificultades para alcanzar soluciones que satisfagan los distintos intereses en juego.

La esencia de la cuestión radica entonces en el contenido ético y humanista que ha de guiar el ejercicio del derecho, de la ciencia y de la técnica, como de toda actividad humana, al servicio del hombre y de la humanidad. Este pensamiento, más bien perfila métodos y conductas para aproximarse a la cuestión valórica y ética subyacente, desde diversos ángulos y con una amplia perspectiva de búsqueda.  Cada uno de nosotros puede confiar en el libre examen y en su propia conciencia como sabios consejeros al momento de tomar una decisión.

Hablemos de Ética y Laicismo, entonces…

La ética "consiste en principios generales que ayudan a determinar las reglas de conducta"; la ética se ocupa en algo más general que las reglas morales y está menos sujeta a cambios. No corresponde a la ética establecer las reglas efectivas de conducta, esto es asunto de la moral, a la ética le incumbe proporcionar una base de la que estas reglas puedan deducirse.

El sujeto diferencia lo bueno de lo malo mediante un código ético, código que puede ser adoptado de entre los que entregan autoridades unipersonales o institucionales o mediante las propias ideas extraídas del estudio, del conocimiento, y de las propias convicciones. Todos los códigos éticos poseen una fuerte carga valórica constituida por  valores explícitos o implícitos en ellos, los que dan base a los principios éticos y a las normas morales que se derivan de tales códigos.

Sin embargos nos interesa en este momento ser capaces de comprender otro código, el que emana del Laicismo, aquella doctrina que defiende la independencia del hombre para adoptar sus propias creencias en materia religiosa o el derecho a no tenerlas si así lo decide su razón, y que además procura exceptuar a la esfera pública de las imposiciones religiosas.

Principios propios de los cuales emana la posición laica en lo ético:

La posición laica en lo ético se sustenta en algunas bases o ideas matrices de las cuales se deriva un código no explícito en el cual quienes asumen tal posición pueden encontrar guías, o insinuaciones para sus conductas morales concretas. Estas bases son:

1. Concepción antropocéntrica. Para el laicismo el hombre tiene el carácter de supremo valor; el ser humano es más valioso que la tierra en que vive y más valioso que todas sus creaciones. Estas carecerían de sentido sin él y valen sólo con referencia a él. El ser humano es más valioso que los Estados y los gobiernos, más valioso que las costumbres y las instituciones, más valioso que la ciencia, la tecnología, el arte, más valioso que las filosofías, las doctrinas políticas y los sistemas de pensamiento, más valioso que el poder, la fama o la gloria. 

2. El Laicismo propicia el Humanismo Científico. Por consecuencia de su posición antropocéntrica el Laicismo es Humanista, al poner al hombre como centro de sus preocupaciones, estima que éste puede llegar a ser feliz en la tierra y que tiene el derecho y la real posibilidad de la mayor felicidad. Este Humanismo está impregnado de una visión científica del acontecer natural y social, y más que una simple visión, es una postura activa en favor de poner el progreso científico y técnico al servicio del hombre y no al revés.

3. El Laicismo es Meliorista. El Meliorismo es una actitud frente al mundo, que no es pesimista ni optimista, sino que está orientada hacia la esperanza de lo mejor y la voluntad de realizarlo. El mundo no es por principio ni radicalmente malo ni absolutamente bueno, sino que puede ser mejorado. El hombre tiene por misión perfeccionar el mundo mediante su esfuerzo convenientemente dirigido, en armonía con las leyes de la naturaleza y la sociedad, sin causa superior, realizando sus creaciones por causas fácticas, sin milagros ni actos providenciales.

4. El Laicismo es Ecléctico. Frente a los clásicos sistemas éticos: utilitarismo y hedonismo, el Laicismo asume una posición ecléctica. Ni utilidad, ni placer pueden constituir para el Laicismo los únicos motores de la conducta moral. Pero si por utilitarismo ha de entenderse aquella gama de una ética en que la inteligencia señala al individuo lo que le es beneficioso o dañino; y el hedonismo no es el placer material el que considera sino aquel otro de carácter moral, algo así como el placer del bien que se ejecuta por amor mismo al bien, es evidente que ambas posiciones pueden ser incorporadas a las bases del Laicismo para construir una moral puesta al servicio de la humanidad.


5. El Laicismo aspira a una moral universal. Es una consecuencia del eclecticismo laico. El universalismo laico se entiende como el otorgarle la máxima autoridad al asentimiento universal del género humano, subordinando los fines personales, familiares o nacionales a los de la sociedad humana en general. El Laicismo acepta una progresiva ordenación moral del mundo y la posibilidad del advenimiento de una moral universal sin la cual no tendría sentido su aspiración y creencia en el continuo perfeccionamiento de la humanidad.

Entonces… 
La Libertad Individual, Objeción de conciencia o idea

Es una forma de incumplimiento de una obligación de naturaleza legal, cuyo acatamiento o realización produciría en la persona una grave lesión de su conciencia, por motivaciones de índole ético, moral, religioso, axiológico o de justicia del individuo objetor. 

Desde un punto de vista sociológico, se la ha considerado como el conflicto producido entre la norma jurídica, que impone un deber, y la norma moral por parte del objetor, que se contrapone al cumplimiento de la anterior.

En la práctica clínica se describe como un derecho de los profesionales, fundamentado principalmente en la libertad de conciencia. 

Debe plantearse en situaciones específicas, como una excepción, con prudencia, compatibilizando los derechos de todos los involucrados.

Permite que una sociedad donde conviven personas con diferentes valores y creencias aspiren en conjunto al bien común, condición necesaria para fortalecer la democracia.

  • Negativa a acatar órdenes o leyes o a realizar actos o servicios invocando motivos éticos o religiosos. 
  • La ética racional considera que el individuo debe responder en primer lugar al tribunal de su propia conciencia, la objeción de conciencia se define como un derecho subjetivo a resistir los mandatos de la autoridad cuando contradicen sus propios principios morales.
  • Lo anterior entronca con otras figuras de desobediencia al derecho, especialmente con la desobediencia civil  y, de manera aún más alta, con el denominado derecho de resistencia a la opresión, proclamado en la declaración de derechos del hombre y del ciudadano al inicio de la revolución francesa  (1789).
  • Esto puede plantearse ante cualquier tipo de mandato que se derive del ordenamiento jurídico, como normas médicas u obligaciones tributarias. 
  • El supuesto más destacado, no obstante, es la objeción de conciencia al servicio militar
  • La objeción, por tanto, entra en juego cuando se da un choque —a veces dramático— entre la norma legal que obliga un hacer y la norma ética o moral que se opone a esa actuación. en caso así, el objetor de conciencia, se decanta por el no a la ley, atendiendo a lo que se considera un deber de conciencia.


FUENTES:

  • ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS), Unsafe Abortion. Global and regional estimates of the incidence of unsafe abortion and associated mortality in 2000, 4 a Edición, Ginebra, 2004, www.who.int/reproductivehealth. 
  • CENTRO PARA DERECHOS REPRODUCTIVOS (CRR), Reflexiones sobre el aborto, Briefing paper, New York, 2003, www.reproductiverights.org. 
  • CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOBRE DINÁMICA SOCIAL (CIDS), El aborto inducido en Colombia: características demográficas y socio-culturales, Universidad Externado de Colombia y OMS, Bogotá, 1992. 
  • ALLAN GUTTMACHER INSTITUTE (AGI), Readings on Induced Abortion, New York, 2000,.
  • FAMILY CARE INTERNATIONAL (FCI), Demorar el matrimonio y el primer nacimiento, Grupo Inter Agencial para una Maternidad sin Riesgo, New York, 1998, www.safemotherhood.org. 
  • MINISTERIO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL, Plan de choque para la reducción de la mortalidad materna, UNFPA y OPS, Bogotá, 2004, www.minproteccionsocial.gov.co. 
  • PROFAMILIA, Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2000, UNFPA, Bogotá, 2002, www.profamilia.org.co. IPAS, Asegurando el acceso de las mujeres al aborto seguro, Chapel Hill, 2005, www.ipas.org


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