domingo, 9 de abril de 2017

El Oxilon (Primera Parte)















Creado por:
Víctor Tapia




Hoy comienza la primavera pero las nubes negras cubren por completo el cielo, el viento frío suelta las pocas hojas que quedan en los árboles, remolinos de viento danzan por las calles; llevan tierra, hojas, papeles y cuanta cosa pequeña se cruza en su camino. Gotas de lluvia caen sobre mi cabeza y resbalan hasta mis ojos.

La tarde gris se deja caer sobre la ciudad y la gente cansada vuelve a sus hogares llevando a cuestas la vieja esperanza de un futuro mejor.

Un amigo me dijo una vez “escribe tus sueños”. Bueno, es lo que intentaré hacer con estas sencillas palabras. Lo que estos ojos han visto y lo que este corazón ha sentido se confunden en una nebulosa de realidad y hechos que no los puede explicar el pensamiento lógico. 

GENEALOGÍA


Todo comenzó cuando mi abuela compró un sitio en la playa. Mi familia había arrendado unas piezas en el Hotel San Carlos en la costa del litoral central, mi abuelo y mis dos tíos que eran menores que yo “trece y nueve años aproximadamente “, se quedaron en el sitio con todos los materiales de construcción, mi abuela durmió con nosotros. Ahí en esa pieza grande, alta, antigua, en medio de la noche, cuando todos dormían, ocurrió el primer evento que recuerdo, desperté porque escuché que alguien lloraba, era mi abuela, levanté la vista y vi por primera vez esas luces que tenían la forma de esferas del tamaño de un puño, parecían danzar por toda la habitación. Después de observarlas por un rato me refugié debajo de la frazada. 

Mi abuela, “La Nona” tenía una escasa educación, puesto que la familia por el lado de mi madre era de un origen humilde. 

Mi abuelo “El Tati” trabajó en el matadero de Santiago y luego de maestro pintor donde se distinguió por su trabajo y eficacia para lograr hacer los más difíciles colores que le pedían, pero mi abuelo tenía un problema, no sabía cobrar, por lo tanto en ocasiones había un buen pasar y en otras todo era miseria.

Por el lado de mi padre, mi bisabuelo tuvo una fortuna. Enterraban tarros de dinero en el patio de la casa, una casona para vivir y una casona para que los niños jugaran. Mi abuela (Ita) era una mujer atractiva de ojos claros, rubia y una bonita figura. A los 14 años estaba en el balcón de su casa acompañada por amigas, cuando por la calle pasó un carro tirado por caballos, el hombre que manejaba la carreta era un gitano, entonces mi abuela habló en voz alta.

- Que hombre tan bello, lástima que sea gitano. 

Este personaje escuchó el comentario de mi abuela, se bajó de la carreta y le dijo.

- Paisana pásame tu mano y pon estas monedas en ella, apriétalas; ahora escucha con mucha atención lo que te voy a decir: “Nunca, en toda tu vida, tendrás más monedas que las que tienes en tu mano.”

No pasó mucho tiempo de esa situación que mi bisabuelo perdió toda su fortuna. Al poco tiempo falleció. Mi abuela Ita vivió toda su vida con muchas carencias y nunca pudo prosperar.

La vida es una larga cadena de un árbol genealógico de origen perdido. Si nos remontamos al principio de los tiempos, veremos que Dios crea a Adán y de una de sus costillas forma a una mujer, Eva. Fueron expulsados del paraíso por ceder a la tentación de la serpiente y comer del fruto prohibido. Adán y Eva tuvieron varios hijos e hijas, pero los que nombran las escrituras sagradas son Caín, Abel y Set. Caín era el primogénito, todas las regalías que este título amerita fueron traspasadas a Abel ya que era trabajador y condescendiente con su padre, por estos atributos era el preferido de Adán. Caín se sentía desplazado y comenzó a sentir una envidia cada vez mayor por su hermano Abel. 

Los pensamientos cuando son negativos oscurecen el corazón y envenenan el alma eso fue lo que le ocurrió a Caín, solo bastó un momento de ira para asesinar a Abel. Caín huyó y su casta fue maldecida. A pesar de esta maldición la casa de Caín se multiplicó lo mismo que la descendencia de Set y de sus otros hermanos y hermanas. Pero con el paso de los años las castas se fueron mezclando. Siguiendo la lógica de estos acontecimientos, la maldición también afectaría a todos lo que se mezclaron con la sangre de Caín.

Con el paso de los siglos todos los hombres estaríamos maldecidos. Muchos inocentes pagando por pecados de sus antepasados. Tal vez esto explicaría la historia del hombre, las guerras, las enfermedades, el hambre. 

La maldad reinó en una oscura e interminable noche y cuando el significado del bien estaba olvidado, la bondad y el amor ya no se recordaban, en el sur del mundo en un lugar donde parecía que la tierra se caía al abismo, en un pueblo llamado Mapuche nació
un ser divino, le llamaban Machi. En América del Norte nació otro pueblo aborigen, los Navajos y de entre ellos surgió El Hatalii, hombre medicina. En las comunidades Celtas de Irlanda, Britania, Bretaña y las Galias surgieron y prosperaron los Druidas, En el Tíbet el Ngakpas. En todos los pueblos nacieron estos seres mágicos. 

Estos chamanes tuvieron la difícil tarea de sembrar la luz en un mundo oscuro. Sembraron la filantropía, la esperanza en la raza humana.

Siguiendo con la historia de mi familia, después de muchos años logré comprender algunas conductas, el esposo de la madre de mi abuelo “Tati” falleció y con el pasar de algunos años la madre de mi abuelo tuvo un romance del que nació el “Tati”, al poco tiempo también falleció la madre de mi abuelo, quedando a cargo de su abuela y sus hermanastros mayores, fue estigmatizado como el guacho.

Mi abuelo, a quien quise tanto, siendo solo un niño, era colgado de los pies y azotado. Rechazado por sus hermanastros, llevó una niñez de sufrimiento y abandono; solo de adulto sus hermanastros lo aceptaron.

Mi abuela Nona, tenía el don de hacer sanación con la exposición de manos. Su fama fue creciendo, incluso le hicieron entrevistas en revistas de moda de aquella época, esto llamó la atención de la Sociedad Chilena de Parapsicología, entre cuyos miembros se encontraba Jaime Galtés, destacado miembro de la Masonería. Fue llevada a esa institución en la cual expertos profesionales que eran estudiosos de lo paranormal le hacían numerosas pruebas para verificar la veracidad de sus dones. Ella fue prosperando, pero el mal siempre está al acecho, y cuando una persona ayuda a los demás a salir de sus miserias y si todavía no tiene la experiencia para protegerse, el mal castiga a quien interfiere en sus mandatos. 

Estaba mi abuela Nona con mi madre que tendría unos cinco años y con el hermano de mi madre “Tito “, de tres años, esperaban en una esquina de la calle tomados de la mano de mi abuela, y Tito se soltó corrió para cruzar la calle, pero antes de llegar fue atropellado por una carretela falleciendo minutos más tarde.
Estos son algunos antecedentes de los trágicos acontecimientos que golpearon a los fundadores de mi familia y que repercutirían por el resto de sus vidas en un tranvía de oscuras culpas y desesperanzas.

Pero la vida es sabia y justa. Castiga a quien lo merece y da esperanza y redención a quienes a pesar de sus fracasos y frustraciones mantienen la fe, el deseo de ser mejores. Estos golpeados hombres y mujeres nunca dejaron de luchar, lograron doblarle la mano al destino y hacer prosperar a sus familias.

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