martes, 25 de octubre de 2016

¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?














Creado Por:
Claudio Bórquez 


Hace mucho tiempo atrás, en un pueblo muy pequeño, solo existía una profesión en la cual los hombres se podrían desenvolver. Ellos se hacían llamar "los buscadores de la felicidad" y su única y especial tarea era la de responder un acertijo que les fue impuesto a todos al momento de nacer y ver la luz. ¿De dónde vienes? Era la sencilla y a la vez complicada pregunta. 

Se decía que solo existía una persona que era capaz de responder esa pregunta. Se trataba de un sabio que vivía en una cabaña en la cima de una montaña que, para poder ascenderla, se debía pasar por desiertos, glaciares, volcanes y hasta pantanos. Por esta razón, la mayoría de los hombres no hacían fama a su profesión y sencillamente no trataban de responder la pregunta. 

Según relatan las canciones, hubo un hombre que un día simplemente despertó, se armó de valor y comenzó el viaje que le traería su felicidad. Al principio sólo veía un largo y difícil camino, pero lo que más le  deprimía, era que sin importar cuanto avanzaba, cada vez la cabaña del sabio se veía aún más lejos que en el principio. Eso hizo que el hombre se cuestionara muchas veces si realmente este viaje era posible o si valía pena.

Tras muchos años de caminata el hombre comenzó a adquirir un gusto por el duro y difícil camino en el que se encontraba, incluso había dejado de contar los días que llevaba en el tan largo viaje. Hasta que un día se encontró en una gran dificultad. El camino que siempre había sido uno, ahora se separaba en dos direcciones diferentes. En el centro de la bifurcación había un letrero que tenía dos flechas, una que apuntaba hacía lado derecho y decía camino rápido hacía la montaña, por la otra parte, la flecha que apuntaba hacia el lado izquierdo decía camino largo e inexplorado hacía la montaña, pero lo más extraño de todo, era que en el centro del letrero había un gran espejo.



Esto provocó una gran confusión en el hombre, porque si optaba por el camino rápido, llegaría pronto a la cabaña del sabio y obtendría su tan anhelada respuesta, pero, por otro lado, ya no podría seguir disfrutando de las maravillas y lecciones que había aprendido en su tan difícil viaje. El pobre hombre no sabía qué camino tomar, hasta que se acercó al gran espejo que se en encontraba en el centro del letrero. Se miró a sí mismo, cerró los ojos y comenzó a caminar hacía el camino largo e inexplorado. Nunca más se supo del hombre, pero algunos otros valientes viajeros que llegaron hasta la bifurcación, señalan que encontraron un grabado en el letrero, el cual decía “Me mire en el espejo y nunca me había sentido más feliz que hoy”.


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